domingo, 16 de octubre de 2011

Los 7 pecados capitales en el Cine

ENVIDIA

Sonata de Otoño (Ingmar Bergman, 1978)

¿Acaso no se basa la felicidad de una madre en la infelicidad de su hija? Duras palabras que una hija profiere a su madre. Unos sentimientos que se descubren como termitas que corrompen por dentro. ¿Acaso no es la felicidad de una hija motivo de envidia?

Las relaciones entre seres humanos siempre ha sido clave en el entendimiento del cine del sueco Ingmar Bergman. El tormento en silencio y posterior estallido en tormenta es un recurso bastante recurrido en sus películas. En esta, particularmente una de las más inquietantes, ese tormento es la envidia y la tormenta el odio y la culpa.


AVARICIA

El tesoro de Sierra Madre (John Huston, 1948)

En un viaje lleno de peligro, la avaricia será el mayor problema al que los protagonistas se enfrentarán. Bogart en la cúspide de su carrera, como siempre, y en una película de aventuras al más puro estilo del género. Una delicia para una tarde de domingo y una lección de humildad y de prudencia, pues cualquiera se puede “contagiar” con el virus de la avaricia.


LUJURIA

El Imperio de los Sentidos (Nagisa Oshima, 1976)

Esta película de 1976, y de la que hemos hablado ya en otra ocasión en este blog, representa claramente la necesidad de un país de salir de sus convencionalismos.

Al director le aseguraron distribución en Europa, pero aún estaba por ver qué actriz querría jugarse su vida profesional y personal a una simple tirada.

La historia ofrece imágenes explícitas y todo tipo de parafilias que rompieron los moldes de una época en la que la simple aparición de un miembro genital era severamente castigada por la ley en su país. Aquí, en la película, todo se muestra en exceso, como parte de la historia en que la lujuria ahoga literalmente a los protagonistas.


SOBERBIA

El Crepúsculo de los Dioses (Billy Wilder, 1950)

Una metáfora sin precedentes en la historia del cine. Gloria Swanson es en esta película, para muchos, la mayor representación de la soberbia desde Ciudadano Kane. Su cara, inmortalizada en el cartel original, es la indudable mirada de dicho pecado capital. Swanson da vida a una mujer anclada en el cine mudo y que quiere saltar de nuevo a la palestra, rompiendo el silencio y la falsa tranquilidad de un escritor acosado por sus acreedores.


GULA

La Gran Comilona (Marco Ferreri, 1973)

Esta sátira de Ferreri bien podría encontrar su paralelismo en la película póstuma de Passolini: Saló, ya que ambas recurren a los dañinos excesos de la clase alta o media-alta y en la constante provocación al espectador.

En la película que nos ocupa, cuatro burgueses deciden suicidarse encerrándose en una casa rodeados de comida y de mujeres. La lujuria es la intrusa aquí, pero para cuadrar bien nuestras cuentas la película compara a las invitadas con otros platos de carne que los comensales degustarán, si es que se puede utilizar este término en el pecado capital del que hablamos.


IRA

Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976)

Ganadora de la Palma de Oro en Cannes en 1976, ésta película de Scorsese encumbró al genio y obsequió a los espectadores de medio mundo de imágenes estremecedoras. Metafóricamente, las ventanillas de un taxi nos muestran los retazos de la violenta vida que se respira en las calles de una Nueva York agotada y nocturna. La ira surge como parte del retrato que plasma a un ser antisocial y con ciertos trastornos.


PEREZA

Los Inútiles (Federico Fellini, 1953)

Pese a que Fellini nunca fue considerado como uno de los realizadores principales del neo realismo italiano, si que bailó en ciertas ocasiones con dicho género, como en ésta película.

El neo realismo siempre se basó en la queja social, en la denuncia internacional de mediados de siglo XX que surgió en Italia de manos de directores como Rossellini, Visconti o Vittorio de Sica. En éste pretexto social se enmarca el pecado de la pereza, que el siempre eficiente Fellini supo trasmitir de la mano de sus “inútiles” o de sus “vitelloni”, título original y cuya traducción más literal sería “zángano”.

Una moraleja social que nos relata la historia de unos amigos que viven parasitando de sus familias y eludiendo todo tipo de compromiso. En un epílogo fortuito, uno de los protagonistas monta en un tren, mientras se nos muestra imágenes del resto de los amigos durmiendo apaciblemente en sus camas.


LOS 7

Se7en (David Fincher, 1995)

Si hay que justificar todos los excesos para no dar nada “gratis” al respetable, Se7en, de David Fincher, cumple todas nuestras expectativas.

Atractiva y sólida, violenta, cruel y a la vez sumamente eficaz en su discurso, Se7en pasará a la historia como una de las pocas películas de su estilo que logró vencer todo tipo de formalismos y clichés comerciales para convertirse en todo un clásico y la obra cumbre de un director, por aquel entonces, con una filmografía muy escasa.

La forma en la que los pecados capitales van encajando hace de ella un puzzle perfecto con unas piezas difíciles de olvidar.

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