domingo, 14 de agosto de 2016

Ocurrió donde nunca pasa nada: relatos de la vida rural en Estados Unidos. Parte 1: Crímenes

A lo largo del casi inabarcable territorio de Estados Unidos (rozando el atributo de continente) existen mil historias que han contribuido a generar la personalidad multicultural propia del país. En este artículo nos centramos en uno de sus medios: el rural, en contraposición con el urbano, muy explorado ya por directores como Woody Allen.

El medio rural es un espacio que huye de modas y tendencias. Es un espacio anacrónico y un microcosmos de un país con una historia eminentemente contemporánea. Religión, clases, economía y sociedad son algunos de los muchos temas que exploran las películas que hoy citamos, siempre acompañadas por el condicionante del lugar donde estas son filmadas: desde la fría y nevada cornisa norte hasta el desierto de Texas, pasando por la Florida tropical, la gran llanura agrícola, California (la tierra prometida), o, en la otra punta del país, la más conservadora costa este.

Filmar el medio rural supone acercarse más al naturalismo y al expresionismo pictórico que a lo abstracto y cubista de lo urbano.

Nota del autor: por la extensión de este artículo, he acabado por dividirlo en varias entradas que iré publicando a lo largo de este año. Dentro de ella, a su vez, he subclasificado las películas por los siguientes temas:

Crímenes
Road Movies
América Racista
Desarraigo y Éxodo
Transformación del Medio Rural
Amores imposibles
Las series de TV


Hoy comenzaremos con el primero y más largo subapartado.


CRÍMENES


FARGO (MINNESOTA)

“Mucho puede ocurrir en medio de la nada”.

Una serie de errores encadenados hacen que lo que en principio parecía un plan sencillo y brillantemente elaborado se venga sobre las cabezas de quienes lo urdieron y vayan dejando un rastro de sangre en un paisaje de nieve blanco e inmaculado.


En este cuadro, la única que demuestra hacer su trabajo decente y honradamente es la sheriff del condado, una pre-mamá que sermonea a los criminales como si fuesen sus hijos.

El sello de los Cohen resalta durante toda la película: humor negro, situaciones que rozan lo absurdo y violencia.

El original argumento de esta película acabaría por convertirse en el común denominador de una serie de películas que surgieron después intentando participar del éxito que tuvo esta: crímenes cometidos por gente con poco talento para ello, por “paletos de pueblo”.


UN PLAN SENCILLO (?)

“A veces la gente buena hace cosas malas”.

Dos años después de Fargo (1996), se estrenó esta película basada, a su vez, en una novela de 1993. Tuvo la mala suerte de vivir a la sombra de la película de los Coen. Algo así como lo que le pasó a la Blancanieves de Pablo Berger (2012) con The Artist.

Pese a esto y al hecho de no haber sido dotada del toque de los Coen, la película ilustra muy bien lo que se refleja en su predecesora y, con el tiempo, aún no se puede decir que se nota el paso de los años sobre ella. Es más, se podría decir que las dos se complementan: la corrupción que trae el dinero, la metáfora del frío, el hielo y los cuervos acechando, así como el retrato de los errores humanos que resulta casi compasivo.


El personaje cúspide de esta historia que bebe de fuentes Shakespearianas es el de Bridget Fonda, una mujer que empuja a su marido a tomar las decisiones más catastróficas de la película (personaje que volvería a aparecer en la segunda temporada de la serie de televisión de Fargo). Por último, un pequeño guiño por cuenta de la casa a Juego de Tronos: canción de hielo y fuego… con festín de cuervos incluido.


AFLICCIÓN (?)

Esta película de 1997 parece cerrar la trilogía que empezaron las dos anteriores: un ciclo sobre la estupidez del ser humano en un marco de nieve y frío infinito.


La sobriedad con la que se relata la historia es paralela al medio invernal por el que se mueven los personajes torpemente. El sheriff Wade Whitehouse ha de resolver un crimen mientras ve cómo su vida se desmorona a su alrededor. Una nueva vuelta de tuerca al ya iniciado tópico de la pérdida de control sobre la situación.


CUT BANK (MONTANA)

Esta película de 2014, con claras referencias y homenajes a las anteriormente citadas, es nuestro ejemplo más contemporáneo dentro de esta categoría. Sin aportar ya nada nuevo a lo que hemos visto, el visionado de esta cinta merece la pena.

Cut Bank se anuncia como el pueblo más frío de los Estados Unidos. Se encuentra en las llanuras al este de las Rocosas, pero nunca veremos ni un solo copo de nieve. La historia se desarrolla en primavera y los personajes parecen disfrutar de un tiempo idílico donde las flores y los colores se encuentran en un punto de explosión cromática. Un momento perfectamente aprovechado por una notable fotografía.


Entre uno de esos campos de flores el mecánico local, que sueña con irse del pueblo para siempre, y su novia, una joven que sueña con ganar un concurso de belleza, son testigos de un crimen. A partir de ahí se van sucediendo los errores y los extraños personajes, uno de los puntos fuertes de esta película.


UNA HISTORIA DE VIOLENCIA (INDIANA)

Una historia de Violencia (2005) fue la película rematadamente entretenida de Cronenberg que nos hizo olvidar durante 90 minutos que Viggo Mortensen había sido Aragorn tan solo dos años antes.


Una historia de violencia es una cinta que ralla en la temática del cine negro en su uso de la carga del pasado: Tom Stall vive una vida apacible con su familia en un pequeño y discreto pueblo de Indiana donde, como en Fargo, nunca ocurre nada. Pero un día dicha tranquilidad se rompe cuando, accidentalmente, se convierte en héroe local. A raíz de esto recibe una visita de alguien que dice conocer su verdadero pasado…

Si Fargo (y sus imitadoras) repetían leitmotiv de que las acciones del presente repercuten al futuro, Una historia verdadera hace un uso del crimen más enfocado al pasado y su efecto con el presente, como en cualquier película noir. Por último, y como no podría ser de otra manera con su director, David Cronenberg, la cinta nos enseña una última lección: la violencia engendra violencia, y esto es un círculo vicioso del que es muy difícil salir.

Como curiosidad, William Hurt logró una nominación al Oscar al mejor Actor de reparto por su contundente aparición de tan solo 10 minutos.


ÚNICO TESTIGO (PENNSYLVANIA)

Un motivo más en el subgénero de vida rural es la descripción de la vida de las minorías religiosas. Las regiones rurales de Estados Unidos albergan un gran número de religiones con estilos de vida muy distintos entre ellas. Y una de las religiones más peculiares, sin duda, son los amish.

La historia que narra la película se centra en dicho contraste de culturas: cuando Samuel Lap, un niño de la comunidad amish, viaja por primera vez a Philadelphia, presencia por casualidad un brutal asesinato. A partir de ahí, el niño se convierte en el testigo de cargo poniéndose en el punto de mira de delincuentes y corruptos a los que su religión es completamente ajena.


Se trata de un thriller correcto aunque quizás algo lento. Cinta con la que el australiano Peter Weir hizo su primera incursión en América: una película de encargo que recibió dos Oscar de la Academia (guión y montaje) y ocho nominaciones.


LONE STAR (TEXAS)

Las palabras “Lone Star” (literalmente, estrella solitaria) abarcan en la cultura americana numerosos significados: lone star es la solitaria estrella de la bandera texana, también es un pueblo de apenas dos mil habitantes en el desierto de Texas o, por qué no, una solitaria insignia de sheriff (que tiene forma de estrella, como seguro sabréis) enterrada en el polvo del desierto.

Quizás todas estas imágenes combinen a la perfección en esta película, el Twin Peaks tex-mex. Lone Star es como una producción poscolonial: el estudio sociológico de un conjunto de personajes de diversos orígenes (blancos, hispanos, negros…) que conviven en un pueblo de Texas cercano a la frontera con México y cuyas vidas convergen  por culpa de una investigación policial.


Todo comienza, como en la serie de Lynch, con el descubrimiento de un cadáver, esta vez en el desierto. Dicho hallazgo no es más que la excusa que el sheriff necesita para comenzar a excavar en el presente y pasado de su pueblo y de sus habitantes afanados en reescribir su historia y abrirse paso al futuro.


LA NOCHE DEL CAZADOR (?)

En toda la carrera del genial Charles Laughton, desde los años 30 hasta principios de los 60, sólo se puso detrás de las cámaras una única vez, en 1955, para dirigir esta obra maestra prácticamente perfecta en todo.

La noche del cazador surge como un perfecto cuento de hadas: unos Hansel y Gretel americanos que tienen la desdicha de dar con un psicópata, un escalofriante Roert Mitchum que anda detrás de un botín que el difunto padre de los niños les dejó en herencia enterrado en algún lugar.

La caracterización de Mitchum como depredador en la noche es inolvidable y ha permanecido en la memoria del espectador durante décadas con sus tatuajes de LOVE y HATE en sus manos y su sombrero negro de ala ancha como si se tratase de una aureola espectral.


La fotografía y la iluminación, junto con las canciones que los protagonistas tatarean, contribuyen aún más a crear esa ambientación definitiva a caballo entre fábula, sueño y pesadilla. La escena de la persecución y huída río abajo con la extraña fauna de los pantanos es, de todos, el momento álgido de este portento visual cercano, en este aspecto, al expresionismo alemán.

“Este mundo no está hecho para los niños”.

Como anécdota, muchos cuentan que la realización de La noche del cazador fue la canalización de la frustración del director (Laughton) por no haber podido tener hijos.


MALAS TIERRAS (DAKOTA DEL SUR)

Algunos de los relatos más preciosistas sobre el entorno rural de los Estados Unidos nos los ha ofrecido Terrence Malick, el director de El árbol de la Vida.


“No negaré que nos hemos divertido… y eso es más de lo que muchos pueden decir”.

Un joven basurero cuya única seña de identidad es su peinado a lo James Dean conoce a una tímida chica, Holly. Basado en un hecho real, los dos jóvenes cometen un crimen y huyen. Entonces es cuando aflora el brutal carisma del protagonista que, no sin razón, dice: “Siempre quise ser un criminal. Pero nunca supe que llegaría tan lejos. Las cosas se complican…”.

Malick estudió en Harvard y Oxford. Más tarde sería periodista y profesor de filosofía, actividades que se sumarían a una carrera profesional llena de virtudes y talentos.


En esta película crea un mundo yermo y desolado. Una planicie infinita y donde los dos protagonistas huyen dejando tras de sí un reguero de sangre como si intentasen borrar con ella sus huellas en el pasado así como sus identidades mediocres. Heredera del mejor cine de John Ford (protagonista masculino irreverente, grandes tomas, personajes planos…) la cinta, ópera prima de Malick, se alzó con la concha de Oro en el festival internacional de San Sebastián. Al igual que el resto de su obra, esta película tampoco está exenta, como es de esperar por un director con formación de filósofo, de un grueso barniz moral y existencialista.