domingo, 24 de febrero de 2008

Las pesadillas de Tim Burton




No es necesario aprovechar ninguna excusa para hablar de Tim Burton, pero yo, coincidiendo con el estreno de Sweeney Todd, voy a escribir algo sobre el rey de la cuentística cinematográfica para adultos.


Huelga decir que comenzó haciendo películas en plan sesión televisiva de tarde en el orden de Beetlejuice (zumo de cucaracha), y ya desde sus comienzos se olía en él su estilo agridulce y su gusto por lo no-vivo. Se podría decir que su primer gran éxito fue Batman, sin embargo, debió esperar un año más para empezar a forjarse realmente como director de culto, con el emotivo film "Eduardo Manostijeras", en el que trabajó por primera vez con Johnny Depp, bien conocido colaborador suyo al que había conocido en una fiesta años atrás.


Pues bien, a partir de entonces, Tim Burton ha sido una auténtica caja de sorpresas (buenas y malas, aunque de éstas últimas en menor medida) combinando historias que bien podrían ser clásicos de la historia del cine (como "Ed Wood" o "Big Fish") con verdaderas mediocridades como es el caso de "Mars Attacks" o de el remake de "El planeta de los simios". Pero, aparte de esto, se podría decir que Tim es un soplo de aire fresco al cine holliwoodiense actual, aparte de saber entretener con muertos vivientes y mucha sangre tanto a niños como adultos.


Estos son algunos de sus títulos más interesantes:

"Eduardo Manostijeras": entrañable y bonito film donde se comienza a ver la pasión de Burton por los cuentos de adas.

"Ed. Wood": imprescindible. Una historia de Burton sobre el cine, sobre el peor director de cine, más concretamente. Inteligentísima recreación del personaje de Bela Lugosi.

"Pesadilla antes de Navidad": erróneamente se cree que estuvo dirigida por Burton, cuando en realidad estuvo simplemente producida por él. No obstante, lleva sello de la casa y denominación de origen. Para la historia.

"Sleepy Hollow": ante todo, un entretenido y bien ambientado cuento gótico sobre un rebanador de cabezas.

"Big Fish": una de las cúspides para muchos de la carrera de Burton, una curiosísima mezcla entre drama, humor y fantasía.

"Charly y la fábrica de chocolate": para los amantes del chocolate y de Depp.

"Sweeney Todd": sangre y más sangre para una nueva obra maestra de Tim Burton (un musical, en esta ocasión). Nadie ambientaba tan bien sus obras desde Billy Wilder. Coprotagonizada por su mujer, que hace unas empanadillas deliciosas con carne humana. Bon apetit!


¿Y para el futuro?: más anime con sus proyectos "Frankenweenie" (un cuento de terror y ciencia ficción basado en un corto que él mismo hizo en 1984) y "Alicia en el país de las maravillas" (están previstas para el 2009 y 2010 respectívamente).

domingo, 10 de febrero de 2008

Dr. Strangelove, or how I learned stop worring and love the bomb




Empecemos desde el principio:

Un general loco de remate y con sed de energía nuclear (como diría monty burns), desoyendo a sus superiores, decide por su cuenta liar la de Dios: mandar a todos los aviones bombarderos que tiene a su alcance a atacar la URSS.

Otro comandante (¿o era un piloto?) aún más loco que el primero, desde su respectivo avión, se decide a soltar la bomba... pero hay un problema: ésta no cae. Así que ni corto ni perezoso decide él mismo ir al compartimento de la bomba a ver qué corchos pasa (eso sí: sin desprenderse de su sombrero de cow-boy). Al final la bomba acaba por desprenderse de tu "atadura" y termina por caer al país de los soviets de la manera más cuiosa imaginada: con el piloto montado encima, vestido de cow-boy y gritando con euforia y frenesí.

Hoy nos toca Stanley Kubrick: aquel gran director de cine que, a fin de cuentas, no era ni mas ni menos que un "cachondo mental" que discutía con todos los que se le ponía por medio (como Stephen King o la autora de La Naranja Mecánica, ahora no recuerdo bien el nombre).
Entre su no corta filmografía destacan títulos insólitos e históricos para el cine como "La naranja mecánica", "El resplandor", "¿Teléfono rojo?: Volamos hacia Moscú", "La chaqueta metálica", "2001: Una odisea en el espacio" o "Eyes Wide Shut", esta última póstuma. Todas ellas, de obligatorio visionado para todo amante del cine, han sido, ante todo, reivindicativas, y nos han dejado una estela de momentos inolvidables, como la cabeza diabólica de Jack Nicholson asomando por la puerta, los chicos de la naranja mecánica en el bar bebiendo ese blanco brebaje o, sin ir más lejos, la escena anteriormente descrita perteneciente a "Dr. Strangelove..." que fué traducida como "¿Teléfono Rojo?: Volamos hacia Moscú".