Retomo la serie iniciada hace dos años pero no continuada hasta la fecha de libros sobre cine con dos títulos interesantísimos e indispensables para todo buen amante del cine.
EL CINE SEGÚN HITCHCOCK
Autor: François Truffaut
Editorial: Alianza
Maravillosa conversación entre dos titanes del séptimo arte: Truffaut versus Hitchcock en un duelo dialéctico cargado de anécdotas, curiosidades, puntos de vista, memorabilia... que dio como resultado uno de los libros sobre cine más vendidos de la historia. Divertido y ágil de leer, es una muy buena forma de acercarse al mundo del director británico, ahora que está tan de moda tras el estreno de la película que lleva su nombre, interpretada por el siempre genial Anthony Hopkins (curiosamente llamado A.H.).
ESCULPIR EN EL TIEMPO
Autor: Andrei Tarkovski
Editorial: Rialp
Otro best seller escrito por otro icono del cine, ruso en este caso: Andrei Tarkovski. Y, al igual que su cine, su libro trata cuestiones existenciales que traspasan el cine, la pintura, la literatura y el arte en general.
Un ejercicio de libertad creativa y filosofía reflexiva, maravillosamente narrado y explicado que ayuda a entender mejor el abstracto aunque fantástico cine de su autor.
miércoles, 13 de febrero de 2013
domingo, 6 de enero de 2013
Estudios Pixar
Estos
estudios norteamericanos han contado desde el principio de su recorrido con una
personalidad característica impresa en cada una de sus producciones. Han
mezclado historias ya contadas y reinventadas con otras más modernas e
innovadoras y han dado al cine de animación un soplo de aire moderno, juvenil y
desenfadado. Gracias a sus ingeniosos guiones, sus cuidadas producciones no
solo son disfrutadas por niños sino también por adolescentes y adultos.
TOY STORY
(1995)
Toy Story tiene
el honor de ser el primer largometraje comercial totalmente animado por
ordenador. Fue la primera obra de la productora y pionera en la fórmula que les
llevaría a la fama y, con todo, se convirtió en un clásico instantáneo. Sus
personajes, su humor fresco y vivaz, la originalidad de sacar historias de
donde nadie se las imagina, su banda sonora… todo esto contribuyó a renovar el
imaginario de animación del séptimo arte y fue un grandísimo pistoletazo de
salida para una productora que aún tenía mucho que ofrecer.
BICHOS, UNA
AVENTURA EN MINIATURA (1998)
El segundo
largometraje de la productora tuvo que esperar otros tres años para salir a la
luz, pero el resultado no decepcionó. Bichos recalcó el interés de la
productora en transmitir sanos valores a los niños de todo el mundo con una
fábula sobre cómo cualquier individuo, por muy pequeño que parezca, puede
llegar a jugar un gran papel en la sociedad.
Ese mismo
año Dreamworks lanzaría Antz, una
película comprometidamente similar a la de Pixar. Solo el tiempo dejó claro que
aquello se trataba de una coincidencia. La que fuese la compañía de Spielberg
no siguió los pasos de Pixar y continuó por su propio camino.
TOY STORY 2
(1999)
Cuando se anuncia
una segunda parte lo lógico es echarse a
temblar. ¿Falta de nuevas ideas? ¿Falta de presupuesto?... Pero Toy Story 2
supo estar a la altura después de todo. Violar un clásico es un acto
inaceptable, pero la historia de los juguetes daba mucho juego para dejarlo
solo en 90 minutos y los productores decidieron dar un paso más, un enemigo aún
más poderoso: un compulsivo coleccionista de juguetes.
MONSTERS,
INC (2001)
De nuevo
otra fábula con un original y profundo mensaje.
Monstruos
S.A. es una historia de terror absurdo y sobre cómo una niña se cuela en el
mundo de los monstruos y sus empresas… La película se promocionó desde lo
espectacular de su animación (los pelos de los monstruos se animaron uno por
uno).
BUSCANDO A
NEMO (2003)
Resulta
difícil pensar en aventuras marinas y en dibujos animados y no hacer mención a
La Sirenita, el clásico de Disney. Para muchos Buscando a Nemo ya ha pasado a
ser un clásico, pero nada tiene que ver con la anterior. Miles de especies de
peces, nuevos retos en la animación y una brillantísima comedia sobre un padre
en busca de su hijo.
En esta
película los estudios comenzaron su ya recurrente costumbre de incluir
referencias de sus otras películas. Por ejemplo, en la sala de espera de la
consulta odontológica se pueden ver algunos juguetes: Buzz Lightyear y la
famosa pelota con la estrella en el centro de Pixar. No exentas de mención
están las alusiones que se hacen a dos de las mejores películas de Hitchcock:
Piscosis y Los Pájaros.
LOS INCREÍBLES (2004)
Nada más
estrenar esta película, muchos críticos afirmaron jubilosos que acababan de ver
la mejor producción de Pixar hasta la fecha, y si bien pudiese ser cierto, igualmente
resulta difícil afirmar esto pues Los Increíbles es un eslabón más de una
cadena de piedras preciosas a cual más sorprendente y magníficamente elaborada.
En esta
ocasión, la temática es sencilla: superhéroes. A partir de aquí, comienza de
nuevo la originalidad en el enfoque del tema y la trama: ¿Qué ocurriría si los
superhéroes fuesen enemigos de la sociedad? ¿Qué ocurriría si fuesen nuestros
vecinos? ¿Qué ocurriría si tuviesen hijos?...
CARS (2006)
A comienzos
del 2006, Disney compró Pixar por 7.400 millones de dólares, muy posiblemente
porque la ya veterana productora necesitaba sangre fresca para rejuvenecer sus
ya viejas y manidas ideas.
Cars fue la
primera película en estrenarse siendo ya Pixar subsidiaria de Disney y, junto
con Ratatouille (2007) y las que más tarde vendrían, quedó claro que Pixar no
perdería ni autonomía ni personalidad en sus obras tras la transacción.
Cars es una brillante
historia de coches de carrera y, aprovechando el tirón del momento, los
afamados pilotos Schumacher y Fernando Alonso hicieron su cameo en la película.
RATATOUILLE
(2007)
Esta vez
viajamos a Francia de la mano de Pixar y sus divertidos personajes en una
historia entrañable y de buen gusto. Ratatouille sigue el modelo de clásicos
como “La Sirenita” intentando romper las barreras existentes entre dos mundos
totalmente diferentes con bellas retahílas como “cualquiera puede cocinar” que
esconden mensajes de más profundidad: “nunca digas nunca”, “el más pequeño
puede convertirse en el más grande”, etc.
Atención al
fenomenal personaje del crítico de cocina. Todo en él recuerda a la muerte: su
despacho a un ataúd, su máquina de escribir a una calavera…
WALL-E
(2008)
Tierna y
brillante producción de los estudios. Un acierto y uno de los picos, sin lugar
a dudas, de su filmografía.
Su grandeza
reside en lo más básico del cine: la imagen; en cómo con pocas palabras y
gestos de seres no-humanos (robots) se puede contar una historia tan
conmovedora. En lo extraordinario de su relato, los viajes espaciales, los
astros y planetas son una metáfora de esta historia de amistad y amor.
Por otro
lado, Pixar, que siempre se ha interesado por la recuperación de argumentos
universales, hace referencia a dos robots en una Tierra despoblada. En primer
lugar, a Wall-E, un solitario y viejo robot que sueña despierto mirando las
estrellas hasta que llega un moderno robot, claramente chica, y con el nombre
de “Eva”.
Como
curiosidad añadir que hubo quien vio en la extraña pareja una sutil parodia a
los sistemas informáticos: PC (Wall-E) y Mac (Eva).
UP (2009)
Cuidadísima
producción de Pixar y un pico más para su filmografía. De nuevo en ésta se hace
un homenaje, como podría ocurrir en la anterior, al cine mudo. Inigualable en
su primera hora que asciende palpitante, sin necesidad de globos, los cuales
por cierto se deshinchan un poquito (es inevitable) en la segunda hora. Aún así
Up se alza entre las mejores obras de los estudios. Su imaginación y
originalidad superan al resto, el ataque mordaz a la sociedad actual, la mezcla
de humor y sentimentalismo reflejado en los personajes, que representan la
juventud y la vejez.
TOY STORY 3
(2010)
Para muchos
innecesaria, para otros necesaria y prueba superada: una trilogía con un
emocionante final y la más taquillera de todas las películas Pixar hasta la
fecha. Los juguetes vuelven a la carga con una historia que supera en acción y
bromas a sus precesoras.
En esta
parte y una vez más se superan con el malo malísimo: mientras que en las dos
primeras eran un niño malo y un coleccionista de juguetes, en esta se trata de
un osito rosa (chico) y aparentemente adorable. Y esto en un ambiente muy
hostil: una guardería.
Hay un bonito
homenaje de los estudios Pixar al estudio de animación japonés Ghibli cuando,
entre los juguetes de la guardería, aparece un Totoro.
CARS 2
(2011)
Cars fue la
segunda película de Pixar en tener secuela. Su creador y director, John
Lasseter, una de las cabezas pensantes y visibles de la productora, escribió el
guión mientras viajaba por todo el mundo promocionando la película original.
Así, la película surgió como respuesta a la pregunta de Lasseter ¿Qué
situaciones se encontrarían los coches si viajasen por todo el mundo?
Hasta ahora
no hemos hablado de técnicas prácticamente nada, pero lo cierto es que Pixar
creó y desarrolló tecnología durante cada una de sus películas que sirvió para
mejorar la siguiente, amén de cintas ajenas al estudio. Cada genialidad de la
animación (como los globos de Up, la velocidad de los coches en Cars, los pelos
de los monstruos en Monstruos S.A., la textura de los juguetes en Toy Story,
etc) es fruto del trabajo infatigable de animadores e ingenieros.
BRAVE (2012)
Desde Pixar
se ha seguido buscando afanosamente cuentos que contar: algunos sacados de
mundos clásicos y otros cuentos sacados de mundos más modernos. Esta historia
con sabor a cuento medieval vikingo pertenece al primer grupo. Sin llegar a ser
rompedora, Pixar pone de nuevo sobre el tapete su mejor artillería: una gran
historia sin un minuto desaprovechado. Acertada música, buenos gráficos y unos
divertidos personajes en una historia que bebe de muchos clásicos del género
tan manido ya en cine y literatura. Una película sobre mundos mágicos y
encantamientos.
Quién sabe
lo que depara el futuro. Pixar ha demostrado que es tan buena creando modernos
clásicos como sus segundas partes. No obstante ya se barajan dos más: la
secuela de Buscando a Nemo y la precuela de Monstruos S.A.
jueves, 15 de noviembre de 2012
El caso Almería y El crímen de Cuenca
Algunas de las películas más conflictivas de los primeros años de la democracia en España fueron estas dos cintas de aspecto austero y realista. Ya en su día, cada uno de los dos casos dieron que hablar en la sociedad y durante su estreno y después fueron criticadas por algunos sectores.
Lo extraordinario de estas obras residen no solo en el delicado tema que tratan (la brutalidad policial, el abuso de poder y la sed de venganza) sino que, además, fueron casos reales.
Tratando los mismos temas, cada una de las películas cuenta con un acercamiento diferente. Empezando por la fotografía. Mientras que El caso Almería tiene con una dirección artística y una fotografía más propia de una barata producción televisiva (pese al notable reparto), El crimen de Cuenca hace gala de una plasticidad más propia de lo que pretende contar: una caso que se convirtió en leyenda, en cuento viejo que corría de pueblo en pueblo y que se contaba para ponerle los pelos de punta a quien quisiese escuchar.
Por otro lado, El caso Almería tiene un acercamiento más sutil al tema que refiere a las fuerzas del orden. La brutal paliza, el asesinato y el ensañamiento de los supuestos etarras por parte de la Guardia Civil es omitido, haciéndose hincapié la parte más amable: el incansable e insobornable abogado (Agustín González) que está decidido a ir a por los culpables. En esta cinta, Pedro Costa deja patente en multitud de ocasiones su intención de denunciar un hecho, y no un cuerpo del estado. Esto se ve claro, por ejemplo, durante el juicio cuando el abogado hace quitarse la ropa oficial a los acusados. Volviendo al comienzo del párrafo y por muy horrendo y sangriento que fuese el crimen perpetrado, Costa suprime esa parte del guión, dejando todo el peso sobre la palabra.
Muy distinto obró Pilar Miró, que muestra una cinta tal y como ella es: recta y cortante. En El crimen de Cuenca no se omite detalle. Se pretende mostrar la precariedad en la que viven los personajes y, por supuesto, las injusticias que padecen a manos de la Guardia Civil y el resto de los pueblerinos. Aquí no ocurre como en El Caso Almería, esto es, no existe un intento de dejar claro que a quien se juzga es al individuo, y no al colectivo. Y fuera como fuere, la película no se libró de numerosas críticas que denunciaban la supuesta gratuidad de las imágenes de tortura.
La conclusión de cada obra es crucial. En el caso de El crímen de Cuenca, el final da un sentido a toda la película, ayudándola a cumplir lo prometido en el prólogo, cuando un ciego viene a contarnos una historia extraordinaria, sórdida y extraña. Por otro lado El caso Almería se muestra como la lucha de un hombre por conseguir justicia y narrar fielmente los hechos que rodearon la investigación y los juicios de tal historia.
Ambas películas, pese a lo duro de lo que narran, son incontestables y muy recomendables.
Lo extraordinario de estas obras residen no solo en el delicado tema que tratan (la brutalidad policial, el abuso de poder y la sed de venganza) sino que, además, fueron casos reales.
Tratando los mismos temas, cada una de las películas cuenta con un acercamiento diferente. Empezando por la fotografía. Mientras que El caso Almería tiene con una dirección artística y una fotografía más propia de una barata producción televisiva (pese al notable reparto), El crimen de Cuenca hace gala de una plasticidad más propia de lo que pretende contar: una caso que se convirtió en leyenda, en cuento viejo que corría de pueblo en pueblo y que se contaba para ponerle los pelos de punta a quien quisiese escuchar.
Por otro lado, El caso Almería tiene un acercamiento más sutil al tema que refiere a las fuerzas del orden. La brutal paliza, el asesinato y el ensañamiento de los supuestos etarras por parte de la Guardia Civil es omitido, haciéndose hincapié la parte más amable: el incansable e insobornable abogado (Agustín González) que está decidido a ir a por los culpables. En esta cinta, Pedro Costa deja patente en multitud de ocasiones su intención de denunciar un hecho, y no un cuerpo del estado. Esto se ve claro, por ejemplo, durante el juicio cuando el abogado hace quitarse la ropa oficial a los acusados. Volviendo al comienzo del párrafo y por muy horrendo y sangriento que fuese el crimen perpetrado, Costa suprime esa parte del guión, dejando todo el peso sobre la palabra.
Muy distinto obró Pilar Miró, que muestra una cinta tal y como ella es: recta y cortante. En El crimen de Cuenca no se omite detalle. Se pretende mostrar la precariedad en la que viven los personajes y, por supuesto, las injusticias que padecen a manos de la Guardia Civil y el resto de los pueblerinos. Aquí no ocurre como en El Caso Almería, esto es, no existe un intento de dejar claro que a quien se juzga es al individuo, y no al colectivo. Y fuera como fuere, la película no se libró de numerosas críticas que denunciaban la supuesta gratuidad de las imágenes de tortura.
La conclusión de cada obra es crucial. En el caso de El crímen de Cuenca, el final da un sentido a toda la película, ayudándola a cumplir lo prometido en el prólogo, cuando un ciego viene a contarnos una historia extraordinaria, sórdida y extraña. Por otro lado El caso Almería se muestra como la lucha de un hombre por conseguir justicia y narrar fielmente los hechos que rodearon la investigación y los juicios de tal historia.
Ambas películas, pese a lo duro de lo que narran, son incontestables y muy recomendables.
jueves, 4 de octubre de 2012
Mis joyas del Cine Mudo (V): El Chico
La imagen que me viene a la cabeza cuando pienso en esta película de Charles Chaplin de 1921 es, sin lugar a dudas, la de mis alumnos de Irlanda en Mayo de 2009. Un grupo de niños y niñas de entre 10 y 12 años de un colegio rural de un pueblo de Carlow que no pestañeaban y miraban, embobados, la proyección.
Rieron y alguno hasta lloró. Y cuando terminó me pidieron que la volviese a proyectar. Jamás llegué a imaginar, por aquel entonces, los resultados tan exitosos de este "experimento". Y es que el cine mudo es, al fin y al cabo, el origen de todo, el inicio, la infancia de un arte que ha llegado, sigue llegando y llegará a personas de todas las edades.
martes, 11 de septiembre de 2012
KINO-OJO: LA BALADA DE NARAYAMA (Shohei Imamura, 1983)
La balada de Narayama, ganadora de la Palma de Oro en el
Festival de Cine de Cannes en 1983 es una película que va desde el realismo
social a la fantasía y la mitología de las culturas orientales. De hecho, más
que como un drama social, la película empieza como un cuento: la cámara recorre
los paisajes helados que rodean el Narayama: el personaje silente de esta obra maestra
del cine japonés.
La historia gira en torno a una canción que cuenta que en la
cumbre del Narayama los dioses se aparecen cuando nieva para llevarse con ellos
a los ancianos que allí son abandonados por sus propios hijos para tal fin. Una
antigua y fuerte tradición sostiene que, cuando los viejos van perdiendo los
dientes, estos han de ser llevados por sus propios hijos a lo alto del Narayama
para que el dios de la montaña, a quien veneran, se los lleve.
Este inocente aunque cruel relato se combina en la película
con un realismo patente: una sociedad sustentada en economías muy precarias,
donde una boca más que alimentar desequilibraría la frágil estructura de
planificación familiar a la cual están sujetos cada uno de los personajes de
este relato. No obstante, la doble moral de esto se manifiesta enseguida en la
cinta de Imamura con las múltiples escenas en las que los personajes fornican
unos con otros, o en una en la que encuentran a un recién nacido muerto,
abandonado junto a un arrozal.
.
En medio de este debate moral se encuentra Orin, la
matriarca de una familia cuyo día a día se narra durante la primera mitad de
esta película. Habiendo cumplido los 69 años, ésta siente vergüenza por su
salud de hierro. El personaje de Orín es fundamental para comprender la
problemática de una sociedad en la que la planificación familiar es crucial:
mientras los hermanos discuten sobre quién de ellos ha de tener hijos, la
anciana sufre en silencio pues, con ella, sus hijos aún tardarán en traer más
descendientes.
Para acelerar su simbólico ascenso a las cumbres heladas del
Narayama, Orin se parte los dientes contra una piedra. Su misión es clara:
dejar lugar a las nuevas generaciones.
La sociedad que en esta película narra es compleja y la
moral oscura y adulterada. Todo se rige, como se muestra, no solo por la necesidad
y el instinto de supervivencia, sino por los ritos, los cultos, las creencias y
las supersticiones, lo que otorga a la cinta un nivel aún más grande de
tensión. La sociedad aquí es patriarcal y de descendencia directa masculina,
con lo cual muchas mujeres sobran y algunos bebés son asesinados o abandonados
a su suerte.
Por otro lado, la planificación familiar parece haber calado hondo
en la mayoría de los personajes, que son conscientes de su responsabilidad, aunque
muchos de ellos se dejan llevar por sus instintos manteniendo relaciones
sexuales de forma continua, como la película demuestra de forma explícita en
repetidas escenas. Además, dicha planificación resulta innatural y artificiosa,
dando lugar a disputas entre hermanos por ver quién debe tener hijos, guerras y
ajustes de cuentas entre diversas casas, etc.
Además, el aislamiento de la sociedad en la naturaleza hace
que las familias parezcan gente primitiva y salvaje. El director se nutre aquí
de paralelismos con la vida de los animales que allí viven para mostrar la
cercanía de esos dos mundos, a veces solo distinguiéndose por valores como la
dignidad y la humildad. Aún así la lejanía con todo tipo de sociedad civilizada
hace que se dé carta blanca a la violencia y el asesinato así como al abandono
de bebés y de los miembros más débiles de la familia como medida preventiva
para los problemas también primitivos que sufren las familias: hambrunas y
pobreza.
En el último cuarto de película se produce un cambio radical
en la narrativa del film: aquí dejamos atrás todo lo que habíamos visto y
debatido y nos disponemos a emprender el ascenso con el hijo y la madre a las
cumbres de la montaña.
La película, que ya nos había presentado la ascensión como
un rito, nos va a hacer partícipes de dicho evento. Aquí los dos protagonistas
están en el punto de mira: sus sacrificios y la forma de enfrentarse a lo
inevitable.
Imamura, presentando la degradación de unos personajes así
como la bondad y la candidez de otros, se desmarca del terreno y queda como un
mero narrador de un cuento frío, extraño y fascinante. El director rechaza todo
deseo de explicar metáforas o posicionarse con los personajes. Se mantiene
alejado, como todos nosotros. Pero es el temple narrativo y los personajes
quienes harán que nos sumerjamos en una película de temática profunda.
La Balada De Narayama hizo con la Palma de Oro en el
festival de Cannes de 1983 y se trata de un remake de una cinta igualmente
destacable de 1958 de Keisuke Kinoshita.
lunes, 19 de marzo de 2012
Cine bizarro a ambos lados del charco
Una de esas entradas que suscitan mucha curiosidad: la de hoy. Si, porque hoy os quiero recomendar dos de las películas más extrañas que he visto últimamente y que, según parece, han pasado desapercibidas durante mucho tiempo. Se trata de dos producciones hispanas: una española, otra mexicana, que suponen verdaderas rarezas dentro de la panorámica filmográfica de ambos países. Estaros atentos, conseguirlas no será tarea fácil...
ESPAÑA: ENTRE CRIPTAS Y SOMBREROS DE COPA
ESPAÑA: ENTRE CRIPTAS Y SOMBREROS DE COPA
La Torre de los Siete Jorobados (1944) es una película de terror fantástico entretenida y original. Ambientada en el Madrid de finales del siglo XIX, esta joya olvidada y rescatada del cine español mezcla elementos de los cuentos de hadas y fantasía con el realismo propio de la época, las criptas misteriosas y polvorientas con los sombreros de copa... En ella, un enigmático fantasma revela a un joven la existencia de una ciudad subterránea habitada por jorobados la cual ha de encontrar para rescatar de ahí a Inés, la sobrina del difunto fantasma.
Onírica e imaginativa, la película resuelve a la perfección todos los flecos de la trama, así como los efectos técnicos que, sin ser una cinta de alto presupuesto, hace gala de un aspecto bien logrado. Atención románticos del cine: el ingenioso montaje del fantasma, como se puede observar en la foto, sumado a lo antiguo de esta cinta, puede recordar a producciones tempranas como La Carreta Fantasma.
El contexto en el que fue rodada, en plena posguerra española, quizás haga comprender por qué esta película ha sido olvidada, como en una estantería, a la suerte del polvo y del paso del tiempo. No obstante, esto le concede un grado más de particularidad y de reconocimiento, pues ha llegado hasta nuestros días intacta: tanto en interés como en calidad.
MEXICO: SI "ÉL", DE BUÑUEL, HUBIESE SIDO "ELLA"
¿Recuerdan la película de Buñuel a la que hago referencia? Su tema, su guión... su actor. Pues bien, cuando terminé de ver El esqueleto de la señora Morales (1959) enseguida me vino a la cabeza cómo Él había sido subvertida y replanteada en esta estupenda película mexicana caracteriza por su humor oscuro, que difumina los géneros del melodrama, el terror y la sátira.
Aquí, como decía, los papeles se subvierten, y ahora el rol de él pasa a ser el de ella... y el plano psicológico del film de Buñuel se entremezcla con otros elementos como las intrigas, el melodrama, el humor y clichés propios del género como los laboratorios, los juicios y los sustos (o las distensiones propias del suspense).
Una película deliciosa y atrevidamente distinta que tarda en olvidarse y que deja un sabor de boca a clásico.

domingo, 29 de enero de 2012
Cuatro años en la Sala
¡Felices cuatro años! Muchas gracias para todos los lectores de este blog: los viejos y los nuevos. Y, por otro año más de cine, como regalo de cumpleaños, he aqui la lista de los diez directores que más me han inspirado acompañados de la que es, para mi, su película más "especial". Muchos directores se han quedado en el tintero pero, gracias a esta pequeña selección, ahora podríamos convertir el séptimo arte en una filosofía ¿Por qué éstos si y otros no? Bueno, quizás dentro de un año sea capaz de rebatir mis propios argumentos. ¡Disfrutad!
ALFRED HITCHCOCK: LA VENTANA INDISCRETA
PIER PAOLO PASOLINI: LAS MIL Y UNA NOCHES
HAYAO MIYAZAKI: MI VECINO TOTORO
CARL THEODOR DREYER: LA PALABRA (ORDET)
Hablar de Dreyer es hablar de Bergman o Murnau y de otros que, como él, sublimaron la imagen del cine y convirtieron historias pequeñas y simples en historias profundas. Dreyer fue el maestro de muchos y La Palabra (Ordet) es una de sus muchas joyas. La fuerza de su voz reside, paradójicamente, en su silencio. Un silencio incontestable. Eterno.
JOHN FORD: EL HOMBRE QUE MATÓ A LIBERTY VALANCE
Ford fue un narrador de historias irrepetible. Como Berlanga, no tenía ni idea de técnica cinematográfica, pero nadie hacia unos gran angulares como él. Era capaz de romper un guión el primer dia de rodaje y partir de cero, y aún así sus películas escribieron la (falsa) historia de los Estados Unidos que muchos llevaban años tratando de inventar. En El hombre que mató a Liberty Valance, John Ford nos invita a su western más crepuscular, y es precisamente por lo que elijo ésta película suya, porque ambos (Ford y su película) son así: humanos y nostálgicos. Y por si fuese poco, cuenta con sus dos mejores actores: John Wayne y James Stewart.
Otro cuentacuentos impagable era este señor inglés gordito y con ganas de revolucionar el gallinero. Le gustaba contar historias particularmente escabrosas, sobre todo en sitios cerrados, cuando había mucha gente, como un ascensor en hora punta. Y, cuando no estaba provocando desmayos a personajes de la alta sociedad, creaba las películas más divertidas, intrigantes, sofisticadas y redondas del cine. ¡Bien hecho, Alfred!
AKIRA KUROSAWA: RAN
De todo el cine oriental, él siempre fue el rey. Pocos se pusieron a su altura, y ninguno adaptó a Shakespeare como él. Bailó un arriesgado tango entre oriente y occidente, y salpicó todas sus películas con su amor a la cultura, al arte y al teatro. Ran es un compendio de todo esto. Para mi, su obra más personal y sublime.
STANLEY KUBRICK: EYES WIDE SHUT
Tuvo el mundo a sus pies. Contó historias de mil géneros, contó con los mejores actores, los mejores guiones, la mejor música... Su obra es la de un genio: irreverente, arriesgada (para su época y para la nuestra) y, finalmente, triunfante. Eyes Wide Shut, su última película, no es la mejor de toda su obra pero si es un testamento irrevocable, una tesis sobre la pareja, un ahondamiento en la psique humana y lo que sus obras nunca faltó: mucho, mucho ocultismo.PIER PAOLO PASOLINI: LAS MIL Y UNA NOCHES
El mesías del séptimo arte. Como Sócrates, él también bebió la cicuta y descendió a los infiernos para emerger triunfante. Su vida y su obra están escritas con sus sangre, y ésta sigue siendo bombeada por cuantos corazones marcó, le siguieron y y le siguen pagando tributo. Su famosa trilogía de la vida atravesó los tiempos de Chaucer y de Boccaccio y nos devolvió la fe en el ser humano y la certeza de que solo somos carne de fieras.
WERNER HERZOG: FITZCARRALDO
Un luchador. Un gladiador en la arena de un mundo caótico y poliédrico. Hizo proezas de dioses: persiguió al ser humano en los lugares más recónditos de la Tierra. Lo desnudó y lo mostró ante la naturaleza y, por primera vez, éste se vio pequeño e insignificante. Bailó con las bestias. Conquistó lo inútil y aún sigue convenciéndonos de que el cine no es solo un arte, sino una herramienta. El dia que este abuelete alemán nos deje, nos faltará uno de los grandes y el cine no volverá a ser lo mismo.HAYAO MIYAZAKI: MI VECINO TOTORO
El maestro de la animación. A diferencia de Walt Dysney, el universo de Miyazaki aún no nos ha defraudado, y nos sigue deleitando tanto a niños como a adultos. Con ojos de niños vimos a Totoro y nos fascinamos de lo bello del personaje. Ahora que somos adultos y contemplamos las sombras, hemos comprendido que el gato es, en realidad, la muerte, que se lleva a los personajes uno a uno al otro mundo. Ahora la película es como nueva para nosotros, y tiene un halo de magia que, como el mago, ha revelado su truco y aún nos sigue fascinando. Y quien consigue semejante proeza es ciertamente un mago... como los padres inmortales del cine.
DAVID LYNCH: MULHOLLAND DRIVE
En su mundo hemos entrado muchas veces. Las pistas no nos ayudan a salir, ni a entender mejor dicho cosmos, sino que le conceden una magia muy especial y personal. Lynch, el zar de lo bizarro, el voyeur que espía desde el armario, o el Mago de Oz, que tras la cortina roja sigue moviendo los hilos de un mundo extraño, enigmático e irradiante de belleza.
LARS VON TRIER: DOGVILLE
L'enfant terrible. El hijo de Bergman y el nieto de Dreyer le han llamado. Nadie a esculpido (o escupido) el cine como él. Su oscuro y retorcido mundo interno de sombras se proyectan en cada fotograma de sus películas, organizadas en trilogías, como las de los grandes maestros. Describió a la mujer y al hombre iguales con palabras de desigualdad. Dibujó los miedos como un niño de cinco años. El eterno incomprendido, el eterno odiado.
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