sábado, 28 de febrero de 2015

Duelo de Titanes (2): Anne Bradford y Anthony Hopkins en "La carta final"


Dos almas solitarias. Una acérrima lectora y escritora de guiones neoyorkina (Anne Bradford) envía una carta a una pequeña librería de Londres en busca de clásicos ingleses difíciles de encontrar en América. Frank Doel (Anthony Hopkins), el reservado y discreto librero, le contesta y da comienzo así una bonita historia de amistad, en torno a los personajes principales, y de amor, en torno a la literatura.

Todos recordaremos a Anne Bradford por la exitosa película El Graduado así como a Anthony Hopkins por su tenebroso papel en El Silencio de los Corderos. Por eso resulta aún más atractiva esta propuesta: ella es una audaz e impulsiva mujer que vive en una bulliciosa ciudad, y él es todo un gentleman que vive en una ciudad llena de historia en plena posguerra. Se trata de una batalla verbal y epistolar a ambos lados del Atlántico, una catarsis de dos solitarios personajes que se descubren mutuamente en lejanos mundos y que muestran verbalmente, por medio de sus cartas, su amor incondicional por la literatura. Sus voces en off narran sus cartas mientras se muestran escenas de sus vidas cotidianas. En el clímax de la película, ambos se dirigen a la cámara verbalizando el contenido de sus cartas a la otra persona y conectando definitivamente con el espectador.

El resultado es que cuando terminas de ver la película sientes la necesidad de ir y abrazar tus propios libros. Abrirlos y respirar, como hace la protagonista, y sentir cómo el mundo desaparece a tu alrededor.


...and the winner is…

Anne Bradford. Sin duda. Y no es que Hopkins esté mal. Él representa el papel que tiene que representar: el de serio galán inglés. Pero ella es la que lo encuentra, la que vive y expresa con candorosas y efusivas palabras su amor por los libros y aquella cuyas reflexiones acarician el sentido poético de la literatura. Me despido con dos de ellas:

 “¿No es precioso? Una primera edición, querida. Tiene 100 años. No sé si me lo merezco con ese cuero tan perfecto y esos grabados. Debería estar en una biblioteca en una gran mansión en la campiña inglesa para leer junto a la chimenea junto a un sillón de piel y no en un sofá que se cae a trozos en un cuartucho en un viejo edificio que se derrumba.”


“Estuve tantos años soñando con ir a Inglaterra... Solía ver películas inglesas solo para fijarme en sus calles. Hace años conocí a un hombre que me dijo que las personas que van a Inglaterra encuentran exactamente lo que van a buscar. Yo le dije que iría en busca de la Inglaterra de la literatura inglesa, y él asintió y me dijo: "Está ahí".”

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