lunes, 28 de noviembre de 2016

Ocurrió donde nunca pasa nada: relatos de la vida rural en Estados Unidos. Parte 2: Entre campos de cultivo y tierras yermas. Road Movies.

Hoy ponemos unas cuantas tierras lejanas y olvidadas en movimiento: hoy nos subimos a un tren (el tren del cine) y contemplamos los pueblos que van quedando atrás en el espacio y en el tiempo. Observamos cómo los temas principales de estas películas (la juventud y la vejez, y el paso de las etapas de la vida) se solapan metafóricamente con el género en el que se enmarcan: las road movies.


UNA HISTORIA VERDADERA (IOWA/WISCONSIN)


“Cuando mis hijos eran pequeños solía jugar a un juego con ellos. Le daba una ramita a cada uno y les decía: “rompedla”. Podían hacerlo, era muy fácil. Luego les decía: “atadlas todas juntas y tratad de romperlas ahora”. No podían. Entonces les decía: “esas ramitas juntas es la familia”.”

Atípica pero exitosa película de David Lynch (1999) dentro de su extraña y singular filmografía. Basada en una historia verdadera sobre un granjero que viajó 500 kilómetros, desde Iowa hasta Wisconsin, montado en su cortacésped para poder reconciliarse con su hermano antes de la muerte de este. Preciosa road movie sobre la expiación de las culpas y la recapitulación de las enseñanzas de toda una vida. También una oportunidad para poder contemplar los vastos campos de cultivo de Iowa y sus pequeños pueblos grajeros.


NEBRASKA (MONTANA/DAKOTA)

Una vuelta de tuerca a Una Historia Verdadera de Lynch: esta película de Alexander Payne de 2013 nos muestra la necesidad de acercamiento de los ancianos. Como la anterior, esta se centra en una historia curiosa pero común: un viaje de capitulación por parte de un anciano y la necesidad de comprensión, a modo de despedida, del hijo hacia el padre.


Rodada en blanco y negro para captar la pérdida de color en la vida, la desesperanza y la decadencia de una mente que poco a poco se va apagando.

Pese a que llegó a acumular un sinfín de nominaciones, con pocos premios pudo alzarse finalmente la película. El más importante, sin duda, el premio al mejor actor en el festival de Cannes para el protagonista, Bruce Dern.


ARIZONA BABY (ARIZONA)

“Si funciona será la primera de un viaje de operaciones por todo el suroeste: seguiremos hasta que nos podamos retirar… o hasta que nos cacen.  En cualquier caso, tendremos la vida resuelta”.


Se trata de una comedia negra que se ríe del resto de dramas sobre delincuentes provincianos y vida rural en América.

Alocadísima, esta singular road movie de los hermanos Coen (1987) cuenta con una de las mejores interpretaciones de toda la carrera de Nicholas Cage (irregular actor Hollywoodiense).


CUENTA CONMIGO (OREGÓN)

Cuenta Conmigo es uno de esos relatos inconfundibles e inolvidables de la geografía fílmica americana. Basada en una de las pocas novelas no terroríficas de Stephen King, esta película de 1986 es la moderna depositaria de Huckleberry Finn, consagrado personaje (y novela) de Mark Twain sobre la infancia en la América rural en la época de la Gran Depresión.


Stephen King, otro conocido escritor estadounidense preocupado por la infancia, nos narra una historia de un grupo de jóvenes que marchan del pueblo en busca de un cadáver. Todo, despojado del terror típico de King, huele a nostalgia de juventud (uno de los temas más recurrentes del escritor estadounidense) y a aventuras fuera de la civilización con un grupo de niños que, como en El Señor de las Moscas, viven bajo sus propios criterios y se rigen con una moral distinta al del mundo de los adultos.

domingo, 14 de agosto de 2016

Ocurrió donde nunca pasa nada: relatos de la vida rural en Estados Unidos. Parte 1: Crímenes

A lo largo del casi inabarcable territorio de Estados Unidos (rozando el atributo de continente) existen mil historias que han contribuido a generar la personalidad multicultural propia del país. En este artículo nos centramos en uno de sus medios: el rural, en contraposición con el urbano, muy explorado ya por directores como Woody Allen.

El medio rural es un espacio que huye de modas y tendencias. Es un espacio anacrónico y un microcosmos de un país con una historia eminentemente contemporánea. Religión, clases, economía y sociedad son algunos de los muchos temas que exploran las películas que hoy citamos, siempre acompañadas por el condicionante del lugar donde estas son filmadas: desde la fría y nevada cornisa norte hasta el desierto de Texas, pasando por la Florida tropical, la gran llanura agrícola, California (la tierra prometida), o, en la otra punta del país, la más conservadora costa este.

Filmar el medio rural supone acercarse más al naturalismo y al expresionismo pictórico que a lo abstracto y cubista de lo urbano.

Nota del autor: por la extensión de este artículo, he acabado por dividirlo en varias entradas que iré publicando a lo largo de este año. Dentro de ella, a su vez, he subclasificado las películas por los siguientes temas:

Crímenes
Road Movies
América Racista
Desarraigo y Éxodo
Transformación del Medio Rural
Amores imposibles
Las series de TV


Hoy comenzaremos con el primero y más largo subapartado.


CRÍMENES


FARGO (MINNESOTA)

“Mucho puede ocurrir en medio de la nada”.

Una serie de errores encadenados hacen que lo que en principio parecía un plan sencillo y brillantemente elaborado se venga sobre las cabezas de quienes lo urdieron y vayan dejando un rastro de sangre en un paisaje de nieve blanco e inmaculado.


En este cuadro, la única que demuestra hacer su trabajo decente y honradamente es la sheriff del condado, una pre-mamá que sermonea a los criminales como si fuesen sus hijos.

El sello de los Cohen resalta durante toda la película: humor negro, situaciones que rozan lo absurdo y violencia.

El original argumento de esta película acabaría por convertirse en el común denominador de una serie de películas que surgieron después intentando participar del éxito que tuvo esta: crímenes cometidos por gente con poco talento para ello, por “paletos de pueblo”.


UN PLAN SENCILLO (?)

“A veces la gente buena hace cosas malas”.

Dos años después de Fargo (1996), se estrenó esta película basada, a su vez, en una novela de 1993. Tuvo la mala suerte de vivir a la sombra de la película de los Coen. Algo así como lo que le pasó a la Blancanieves de Pablo Berger (2012) con The Artist.

Pese a esto y al hecho de no haber sido dotada del toque de los Coen, la película ilustra muy bien lo que se refleja en su predecesora y, con el tiempo, aún no se puede decir que se nota el paso de los años sobre ella. Es más, se podría decir que las dos se complementan: la corrupción que trae el dinero, la metáfora del frío, el hielo y los cuervos acechando, así como el retrato de los errores humanos que resulta casi compasivo.


El personaje cúspide de esta historia que bebe de fuentes Shakespearianas es el de Bridget Fonda, una mujer que empuja a su marido a tomar las decisiones más catastróficas de la película (personaje que volvería a aparecer en la segunda temporada de la serie de televisión de Fargo). Por último, un pequeño guiño por cuenta de la casa a Juego de Tronos: canción de hielo y fuego… con festín de cuervos incluido.


AFLICCIÓN (?)

Esta película de 1997 parece cerrar la trilogía que empezaron las dos anteriores: un ciclo sobre la estupidez del ser humano en un marco de nieve y frío infinito.


La sobriedad con la que se relata la historia es paralela al medio invernal por el que se mueven los personajes torpemente. El sheriff Wade Whitehouse ha de resolver un crimen mientras ve cómo su vida se desmorona a su alrededor. Una nueva vuelta de tuerca al ya iniciado tópico de la pérdida de control sobre la situación.


CUT BANK (MONTANA)

Esta película de 2014, con claras referencias y homenajes a las anteriormente citadas, es nuestro ejemplo más contemporáneo dentro de esta categoría. Sin aportar ya nada nuevo a lo que hemos visto, el visionado de esta cinta merece la pena.

Cut Bank se anuncia como el pueblo más frío de los Estados Unidos. Se encuentra en las llanuras al este de las Rocosas, pero nunca veremos ni un solo copo de nieve. La historia se desarrolla en primavera y los personajes parecen disfrutar de un tiempo idílico donde las flores y los colores se encuentran en un punto de explosión cromática. Un momento perfectamente aprovechado por una notable fotografía.


Entre uno de esos campos de flores el mecánico local, que sueña con irse del pueblo para siempre, y su novia, una joven que sueña con ganar un concurso de belleza, son testigos de un crimen. A partir de ahí se van sucediendo los errores y los extraños personajes, uno de los puntos fuertes de esta película.


UNA HISTORIA DE VIOLENCIA (INDIANA)

Una historia de Violencia (2005) fue la película rematadamente entretenida de Cronenberg que nos hizo olvidar durante 90 minutos que Viggo Mortensen había sido Aragorn tan solo dos años antes.


Una historia de violencia es una cinta que ralla en la temática del cine negro en su uso de la carga del pasado: Tom Stall vive una vida apacible con su familia en un pequeño y discreto pueblo de Indiana donde, como en Fargo, nunca ocurre nada. Pero un día dicha tranquilidad se rompe cuando, accidentalmente, se convierte en héroe local. A raíz de esto recibe una visita de alguien que dice conocer su verdadero pasado…

Si Fargo (y sus imitadoras) repetían leitmotiv de que las acciones del presente repercuten al futuro, Una historia verdadera hace un uso del crimen más enfocado al pasado y su efecto con el presente, como en cualquier película noir. Por último, y como no podría ser de otra manera con su director, David Cronenberg, la cinta nos enseña una última lección: la violencia engendra violencia, y esto es un círculo vicioso del que es muy difícil salir.

Como curiosidad, William Hurt logró una nominación al Oscar al mejor Actor de reparto por su contundente aparición de tan solo 10 minutos.


ÚNICO TESTIGO (PENNSYLVANIA)

Un motivo más en el subgénero de vida rural es la descripción de la vida de las minorías religiosas. Las regiones rurales de Estados Unidos albergan un gran número de religiones con estilos de vida muy distintos entre ellas. Y una de las religiones más peculiares, sin duda, son los amish.

La historia que narra la película se centra en dicho contraste de culturas: cuando Samuel Lap, un niño de la comunidad amish, viaja por primera vez a Philadelphia, presencia por casualidad un brutal asesinato. A partir de ahí, el niño se convierte en el testigo de cargo poniéndose en el punto de mira de delincuentes y corruptos a los que su religión es completamente ajena.


Se trata de un thriller correcto aunque quizás algo lento. Cinta con la que el australiano Peter Weir hizo su primera incursión en América: una película de encargo que recibió dos Oscar de la Academia (guión y montaje) y ocho nominaciones.


LONE STAR (TEXAS)

Las palabras “Lone Star” (literalmente, estrella solitaria) abarcan en la cultura americana numerosos significados: lone star es la solitaria estrella de la bandera texana, también es un pueblo de apenas dos mil habitantes en el desierto de Texas o, por qué no, una solitaria insignia de sheriff (que tiene forma de estrella, como seguro sabréis) enterrada en el polvo del desierto.

Quizás todas estas imágenes combinen a la perfección en esta película, el Twin Peaks tex-mex. Lone Star es como una producción poscolonial: el estudio sociológico de un conjunto de personajes de diversos orígenes (blancos, hispanos, negros…) que conviven en un pueblo de Texas cercano a la frontera con México y cuyas vidas convergen  por culpa de una investigación policial.


Todo comienza, como en la serie de Lynch, con el descubrimiento de un cadáver, esta vez en el desierto. Dicho hallazgo no es más que la excusa que el sheriff necesita para comenzar a excavar en el presente y pasado de su pueblo y de sus habitantes afanados en reescribir su historia y abrirse paso al futuro.


LA NOCHE DEL CAZADOR (?)

En toda la carrera del genial Charles Laughton, desde los años 30 hasta principios de los 60, sólo se puso detrás de las cámaras una única vez, en 1955, para dirigir esta obra maestra prácticamente perfecta en todo.

La noche del cazador surge como un perfecto cuento de hadas: unos Hansel y Gretel americanos que tienen la desdicha de dar con un psicópata, un escalofriante Roert Mitchum que anda detrás de un botín que el difunto padre de los niños les dejó en herencia enterrado en algún lugar.

La caracterización de Mitchum como depredador en la noche es inolvidable y ha permanecido en la memoria del espectador durante décadas con sus tatuajes de LOVE y HATE en sus manos y su sombrero negro de ala ancha como si se tratase de una aureola espectral.


La fotografía y la iluminación, junto con las canciones que los protagonistas tatarean, contribuyen aún más a crear esa ambientación definitiva a caballo entre fábula, sueño y pesadilla. La escena de la persecución y huída río abajo con la extraña fauna de los pantanos es, de todos, el momento álgido de este portento visual cercano, en este aspecto, al expresionismo alemán.

“Este mundo no está hecho para los niños”.

Como anécdota, muchos cuentan que la realización de La noche del cazador fue la canalización de la frustración del director (Laughton) por no haber podido tener hijos.


MALAS TIERRAS (DAKOTA DEL SUR)

Algunos de los relatos más preciosistas sobre el entorno rural de los Estados Unidos nos los ha ofrecido Terrence Malick, el director de El árbol de la Vida.


“No negaré que nos hemos divertido… y eso es más de lo que muchos pueden decir”.

Un joven basurero cuya única seña de identidad es su peinado a lo James Dean conoce a una tímida chica, Holly. Basado en un hecho real, los dos jóvenes cometen un crimen y huyen. Entonces es cuando aflora el brutal carisma del protagonista que, no sin razón, dice: “Siempre quise ser un criminal. Pero nunca supe que llegaría tan lejos. Las cosas se complican…”.

Malick estudió en Harvard y Oxford. Más tarde sería periodista y profesor de filosofía, actividades que se sumarían a una carrera profesional llena de virtudes y talentos.


En esta película crea un mundo yermo y desolado. Una planicie infinita y donde los dos protagonistas huyen dejando tras de sí un reguero de sangre como si intentasen borrar con ella sus huellas en el pasado así como sus identidades mediocres. Heredera del mejor cine de John Ford (protagonista masculino irreverente, grandes tomas, personajes planos…) la cinta, ópera prima de Malick, se alzó con la concha de Oro en el festival internacional de San Sebastián. Al igual que el resto de su obra, esta película tampoco está exenta, como es de esperar por un director con formación de filósofo, de un grueso barniz moral y existencialista.

miércoles, 6 de julio de 2016

Duelo de Titanes (4): Judi Dench y Cate Blanchett en "Diario de un escándalo".

Judi Dench interpreta a Bárbara, una despótica y reservada profesora de instituto que vive sola con su gato y su diario donde recoge con tono irónico su monótona existencia. Dench, narradora del film, comienza autocompadeciéndose en su rol de matriarca sin hijos: “todo el mundo me cuenta sus problemas pero ¿quién escucha los míos?”. Esta situación da un giro cuando conoce a Sheba (Cate Blanchett), una risueña e inexperta profesora de arte que acaba de llegar al instituto y por la que siente un particular interés. Ahora, Bárbara escribe en su diario: “ella es la joven novicia que viene a oír consejo de la madre superiora”.


Dench se oculta debajo de un personaje robusto y digno mientras que Blanchett juega el rol opuesto mostrando los encantos y la frescura de la juventud, con todas sus dudas, sus cambios temperamentales y sus caídas emocionales. Cuando Sheba comete el desliz de dejarse seducir por un alumno de décimo curso, Bárbara utiliza esta situación para poder dominarla.


Ambas interpretaciones apuntalan una historia que debería de tener más de una grieta, una historia que parece que ya nos han contado antes, pero que no nos desvía la atención de la atracción principal de la película: la pugna  entre dos de las mejores actrices que ha dado el mundo anglosajón. De nuevo, la vieja gloria y la joven promesa. Entre ellas saltan chispas y el abanico de relaciones que mantienen a lo largo del film (indiferencia, amistad, amor, odio, condescendencia, etc.) bien se corresponden con la riqueza y matices de sus interpretaciones. Y que no le quepa la menor duda a nadie que si sustituyésemos a Dench y a Blanchett por otras, esta película se quedaría reducida a una película de sobremesa.

lunes, 16 de mayo de 2016

La mujer y Lars Von Trier




Injustamente tachado de misógino, el polémico Lars Von Trier es uno de los directores actuales que más ha ahondado en la compleja psique femenina. Hoy os ofrecemos un acercamiento a su filmografía, organizada en trilogías, desde el punto de vista de la mujer.


TRILOGÍA DEL CORAZÓN DE ORO
(Compuesta por Rompiendo las Olas, 1996; Los Idiotas, 1998; Bailar en la Oscuridad, 2000)

Rompiendo las Olas es la primera película del director danés en la que la dirección de actores cobra especialmente importancia. Su protagonista, Bess, una mujer profundamente religiosa, se debate entre lo que debe hacer y lo que la sociedad opina de ella. Pero su elección la lleva por un via crucis personal que se materializa en el martirio y la exclusión social. Las olas es un término utilizado por la literatura feminista para expresar la lucha en contra de los dogmas sociales (las mareas, el mar): romperlas es un acto de rebelión y valentía que no suele atisbar nada bueno en su simbología, pues se lucha en contra de unas estrictas leyes establecidas. La protagonista de Los Idiotas, Karen, afronta el mismo problema. Ha vivido toda su vida según las convenciones sociales de su época. Pero es al descubrir a un grupo de amigos que viven en una comuna anarquista desafiando constantemente a la sociedad cuando vive su particular despertar.

Los Idiotas nos deja un sabor amargo acerca del poder de los soñadores en una sociedad cuadriculada. Pero Lars Von Trier rompe esta cuadrícula con Bailar en la Oscuridad, su musical galardonado con la Palma de Oro en el festival de cine de Cannes en el año 2000. En esta, Björk interpreta a Selma, una madre inmigrante que lucha contrarreloj para salvar a su hijo de una ceguera inminente mientras que ella misma va perdiendo la vista. Su condición de mujer, madre soltera e inmigrante en un mundo patriarcal y corrupto (véase el personaje del policía), la convierten en una víctima fácil y precisamente el realizador danés se empeña en hacernos ver de las dificultades que una persona en desventaja puede sufrir en la vida. Consciente de que vive en un mundo hostil, para evadirse, Selma sueña que está en un musical porque, según ella “en un musical nunca ocurre nada terrible”. Y menos, pensamos, si eres la protagonista.


El título que el realizador danés asignó  a esta trilogía hace referencia al carácter noble y estoico de sus heroínas y está inspirado en un cuento de su infancia en el que una niñita muy buena daba tanto de sí misma a los demás que acababa por gastarse. Las protagonistas de las tres películas poseen un matiz bondadoso, inocente e ingenuo propio de los cuentos de hadas y que se encuentra en las tres películas en sonoro contraste con el mundo real en el que viven. Y es siempre este desnivel entre dichos mundos y, en el caso de Selma, el darwinismo social, lo que desencadena la tragedia.


TRILOGÍA DE ESTADOS UNIDOS, TIERRA DE OPORTUNIDADES
(Compuesta por Dogville, 2003; Manderlay, 2005; Washington, aún sin producir)

América como una tierra de oportunidades, como reza el subtítulo de la trilogía y, en general, el dicho popular, es una idea anclada en una mitología nacional profundamente arraigada en la mente colectiva de un país fundado sobre culturas y religiones machistas y patriarcales, basadas en la desigualdad.

Esta parte de la obra de Lars Von Trier presenta la verdadera naturaleza hipócrita del mito y de su sociedad a través de los ojos de una mujer: Grace. Los Estados Unidos de América se fundaron bajo las bases del capitalismo, un sistema en el que, aparentemente, cualquier persona empezando de cero podía hacerse un lugar en el país. Pero Lars retrata un lugar donde los más desfavorecidos son excluidos del sistema: los esclavos, los inmigrantes… y la mujer. Así denuncia el papel secundario de esta en la historia del país posicionándola, irónicamente, como protagonista en las dos películas que componen, de momento, esta trilogía, y liderando una revolución social en los dos espacios en los que cada película transcurre: los pueblos de Dogville y Manderlay.


El nombre de la protagonista nos sugiere la palabra “gracia”, un adjetivo atribuido a seres divinos, como los dioses. Así la protagonista se muestra, al llegar al pueblo de Dogville, como un ser bondadoso, comprensivo y fiel a todos sus habitantes. No obstante, conforme se va sucediendo la película, los habitantes del pueblo van mostrando sus verdaderas caras y acaban por engañarla, abusar de ella, torturarla psicológicamente e, incluso, violarla. Es entonces cuando esta muestra su otra cara, esa más agresiva y vengativa.

La dignidad es un atributo humano, según Homero, y Lars lucha junto a la mujer para poner a todos y a cada uno de los personajes en su lugar. El devastador final nos muestra la poética venganza de Grace, que extermina al pueblo dejando sólo con vida al perro: el único de todos los habitantes que siempre se mantuvo fiel a ella. Ella actúa como un ser todopoderoso haciendo pagar al pueblo con sus pecados, impartiendo justicia divina. Pero el final es ciertamente ambiguo: ¿es la mujer tan hipócrita como los demás habitantes o solo ha hecho justicia? ¿Es dicha justicia excesiva? ¿Ha triunfado la violencia por el fracaso del diálogo y, por extensión, de la democracia?



TRILOGÍA DE LA DEPRESIÓN
(Compuesta por Anticristo, 2009; Melancholia, 2011; Nymphomaniac, 2013)

Desde su estreno, Anticristo es criticada por sus escenas violentas y calificada de machista. La película narra la historia de recuperación de un matrimonio tras la pérdida de su hijo. Este tratado sobre la pareja ahonda en una visión histórica y bíblica sobre las relaciones de género. Aquí se confrontan dos mundos, representados por sus protagonistas, los cuales carecen simbólicamente de nombre. Son sencillamente llamados “hombre” y “mujer” y situados en medio de la naturaleza, donde deben superar su particular “pecado original”. El hombre, en este caso, es psiquiatra, y representa la mente racional que se rige por el tiempo objetivo, el reloj, y la ciencia; ella representa la parte emocional, se rige por las estaciones, esto es, por los ciclos de la naturaleza. La naturaleza en la película es un reflejo del estado anímico de la mujer: resalta su fuerza, su poder y, desde luego, la falta de control, lo que se materializa en la violencia y el surrealismo que inundan la película y que le confirieron ese calificativo de “misógina”. Aunque lo cierto es que la película encierra muchas ambigüedades. Por ejemplo, muchos vieron en el episodio en el que ella se amputa su sexo un motivo de misoginia mientras que otros lo juzgaron como un gesto de liberación.


 La mirada del hombre hacia la mujer se extrapola a siglos y siglos de historia y convivencia que acogieron episodios tan fatídicos como la caza de brujas. Un tratado sobre este tema es lo que el hombre en la película descubre en el ático de la cabaña, un lugar recurrente donde se solía encerrar a las mujeres a las que se tachaba de locas o histéricas (véase Jane Eyre o The Yellow Wallpaper) cuando no se quería realmente entender sus puntos de vista y sus libertades.

Como el cine metafísico de Andrei Tarkovski, director ruso al cual está dedicada esta última cinta, las películas del director danés mezclan a partes iguales lo pastoral y lo trágico, lo mundano y lo cosmológico. Sus fotogramas recogen gente común, pero de la pantalla rezuman ecos de las mayores tragedias griegas. Esto queda perfectamente representado de forma directa con Medea, su filme para televisión de 1988 que adapta la tragedia de Eurípides, y, de forma indirecta, con Melancolía, segunda parte de esta trilogía. En ella, Justine vive su particular drama, individual, ajeno a cualquier persona. Ella sufre de melancolía mientras que un extraño planeta se acerca a la Tierra amenazando a toda la humanidad. Así se evidencian los rasgos universales del sentimiento que lleva por nombre la película. Todo se debate entre el drama individual y la tragedia colectiva, demostrando así su director que las grandes tragedias, las grandes caídas, están al alcance del personaje más ordinario.

La película resulta ser, en definitiva, un gran cuadro expresionista donde se pinta una gran paradoja humana que recogía F. Scott Fitzgerald en su obra El Gran Gatsby y que recoge el sentimiento de melancolía: “el momento más solitario de la vida de una persona es cuando está viendo cómo su mundo se desmorona y lo único que puede hacer es quedarse mirando fijamente”.


Joe, la última protagonista femenina del director, probablemente sea la más rebelde de todas sus heroínas. La tercera parte de la trilogía de la depresión, titulada Nymphomaniac y dividida en dos partes, es un tapiz de vivencias y confesiones en el que Joe, una mujer de 50 años que es recogida de la calle por un anciano judío, narra el turbador relato de su vida. Abiertamente sexual y explícita, la película fallará ante las expectativas de quien piense que va a asistir a un filme erótico. Joe se autodiagnostica ninfómana, pero sus vivencias se acercan más al estilo cómico y moralmente ambiguo de Las Mil y Una Noches que al sexual de Garganta Profunda.

En esta trilogía, Lars Von Trier realiza una despiadada deconstrucción de los mitos religiosos del Antiguo Testamento donde la mujer era vista en muchos casos como un ser violento y sexual. Así, Joe intenta huir de esta enfermedad, la cual según ella ya tenía en su más tierna infancia, quizás fruto de ese pecado original del que ella no es culpable. La lucha de Joe así como el resto de protagonistas de esta saga por superar sus problemas está inspirada en la realidad del director danés, aquejado de depresión crónica, manías persecutorias, fobias y un sinfín de peculiaridades que conceden a su obra un toque aún más personal.

No cabe duda de que los personajes femeninos de la obra de Lars Von Trier son profundos y complejos y difieren mucho entre sí. No obstante, todas ellas mantienen un lazo común: su inconformismo, reflejo del inconformismo propio del realizador danés. La riqueza de matices de los personajes, casi siempre femeninos y en claro liderazgo, y sus puntos revolucionarios, entre otros factores, influirían sin duda en la cantidad de premios que hasta la fecha han sido otorgados a su director y, cómo no, a las actrices que con muchísimo talento se pusieron en la piel de sus heroínas.


Volviendo a Homero, las películas de Lars Von Trier son como una gran batalla épica de mujeres guerreras: cada una tiene su motivo y su momento de gloria, y luego perece para dejar paso a otra heroína. Como Aquiles, todas ellas tienen algún punto débil, pero tenaces y bravas habrían de poner al mundo patas arriba antes de sucumbir.

domingo, 28 de febrero de 2016

Mis joyas del Cine Mudo (V): El Último (Der Letzte Mann)


El Último, de F.W. Murnau, está considerada por muchos la obra definitiva del cine mudo ya que sin apenas entretítulos (solo un breve y necesario prólogo) consigue contar una historia tan bien llevada por la imagen que hizo de la palabra algo completamente prescindible.

En este sentido, Murnau fue un visionario en dos aspectos; uno, la forma: como ya hemos explicado, zénit del expresionismo. La cámara explota muy bien los movimientos y los planos, siendo la artífice más directa de la fluidez narrativa de la obra. Y dos, el contenido: la historia que cuenta, simple pero directa, es una fábula sobre las miserias del capitalismo donde un bondadoso portero de hotel, orgulloso de su trabajo, acaba por perder su puesto tras hacerse notar ya demasiado viejo para cargar maletas.

Aquí es donde estalla la sublime crítica al mundo capitalista: Murnau es consciente de cómo el propio sistema se encarga de ir relegando al género humano al el último puesto de la cadena de producción. Todo el contenido de la película se “spoilea” al comienzo de la misma con una soberbia reflexión que esconde un contundente mensaje dirigido tanto al último… como al primero:

Hoy eres tú el primero, admirado por todos, un ministro, un general, quizás incluso un príncipe. Pero ¿sabes lo que serás mañana?

domingo, 31 de enero de 2016

Duelo de Titanes (3): Michael Cane y Laurence Olivier

Uno de los experimentos más interesantes a la hora de valorar enfrentamientos interpretativos es la confrontación de viejas glorias y jóvenes promesas. Y La Huella (1972) es uno de los mejores ejemplos que podemos encontrar en toda la historia del cine.

A las órdenes de Joseph L. Mankiewicz se enfrentaron nada menos que Laurence Olivier, uno de los mejores intérpretes de Shakespeare de todos los tiempos, y una joven promesa: Michael Caine. Alumbrados por un brillante guión cargado de trucos, artimañas y charadas, los dos actores juegan al despiste utilizando recursos más propios del teatro que de el cine (necesario es señalar que el guión, firmado por Anthony Shaffer, está basado en una obra de Broadway del mismo ganadora del premio Tony). El punto de partida es sencillo: un escritor entrado en años y obsesionado con los laberintos, los acertijos y los rompecabezas recibe en su mansión al amante de su mujer para ajustar cuentas.

En el escenario, el ratón y el gato se transforman en dos pesos pesados de la interpretación. Y el ganador, desde luego, nos lo reservamos esta vez, pues decirlo supondría un grave spoiler ya que, en esta ocasión, el ganador es el que mejor interpreta su papel de rey de la farsa.

Como curiosidad, señalar que en 2007, otro depositario de Shakespeare, Kenneth Branagh, quiso repetir el experimento, esta vez con resultados poco notables pese a la calidad de sus estrellas. Tres modificaciones sobre la original son dignas de destacar en la versión de Brannah: en primer lugar, que el guión lo firma Harold Pinter, renombrado dramaturgo de lo absurdo, famoso por sus obras minimalistas con tan solo dos actores enfrentados entre sí; en segundo lugar, el uso que hace de las nuevas tecnologías y los espejos y, por último, el hecho de que Michael Caine, que en el ‘72 hacía de joven, ahora hace de viejo y su papel en la película original lo interpreta notablemente un joven Jude Law.

jueves, 10 de diciembre de 2015

¡Están locos estos romanos! Adaptando a Astérix y Obélix.

Si el belga Tintín supone, dentro del cómic, una visión del mundo más ingenua y estereotipada de acuerdo con el espíritu humanista de la Commonwealth, los franceses Astérix y Obélix son una vuelta de tuerca más al discurso postcolonialista donde la parte débil (los galos) hacen frente a los fuertes (los romanos) y re-escriben la historia.

Teniendo en cuenta que este es el punto de partida, no es de extrañar que todos los cómics (y muchas películas) de Astérix comiencen de la misma forma:

“Estamos en el año 50 antes de Jesucristo. Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía al invasor.”

Hoy damos un paseo por las distintas adaptaciones del cómic de Alberto Uderzo y René Goscini a lo largo de casi medio siglo.


ASTÉRIX EL GALO (Ray Goossens, 1967)
Como se predice en el título, es la primera película de la saga, dedicada a presentar al verdadero protagonista de la misma.

Se trata de una adaptación muy fiel al cómic original. Gracias a su rudimentaria animación, la película parece efectivamente un cómic del que surge movimiento, aún primitivo y lejos de los asombrosos efectos que hoy conocemos. Personalmente a mi me recuerda a los dibujos de Los Picapiedra o Bugs Bunny.

La película fue originalmente concebida para TV y sólo seis años después de la salida del primer cómic, al cual adapta. Por ello se ve que los personajes aún no están del todo perfilados.

La mejor viñeta: Astérix y Panoramix se hallan presos de los romanos y se extorsiona al druida para que fabrique la poción. Astérix, haciendo gana de su astucia, les manda a por fresas cuando aún no es época. Al cabo del tiempo aparece un romano con una cestita que ha comprado a precio de oro. La mejor escena viene después de esto, cuando los sagaces galos “degustan” las fresas, una a una, delante de un delirante Caius Bonus, el general al cargo de los prisioneros.


ASTÉRIX Y CLEOPATRA (René Goscini, Alberto Uderzo, Lee Bayant, 1968)
Segunda película. Con tan solo un año de diferencia con su antecesora, la diferencia en cuanto a complejidad de trama y mejoría en la animación  (y en el doblaje al castellano, por qué no decirlo) fue tremenda.

De nuevo, fiel al cómic y con unas divertidas secuencias extra, como la canción en la que los malos hacen una tarta envenenada para dársela a Cleopatra en nombre de los galos Astérix y Obélix.

La mejor viñeta: La visita a la pirámide acaba, cómo no, en trampa. Para salir, a Obélix se le concede beber una gotita de poción. Sólo en otra película de la saga se volvería a dar la excepción.

La viñeta histórica: cuando los tenderos descubren que sus esfinges en miniatura no están actualizadas (todas tienen nariz) deciden quitarlas. Lo que no se contó en los libros de historia es que fue Obélix el que, en un acto de inmadurez propia del personaje, se encaramó a la esfinge y le mutiló la nariz.


ASTÉRIX Y LAS DOCE PRUEBAS (René Goscini, Alberto Uderzo, Pierre Watrin, 1976)
Ocho años después de Astérix y Cleopatra se estrena la que, para muchos, se convertiría en la mejor entrega de la saga: Astérix y las Doce Pruebas.

¿Por qué? Es la que mejor ha envejecido, es original y tiene mucho contenido que los adultos sabrán apreciar: por ejemplo, la crítica a los funcionarios en la Casa que Enloquece. En este mismo sentido, parece que los guionistas (y los animadores) no se cortaron con el público al que iba dirigido (infantil, por supuesto).
Fue la primera película que se hizo a partir de un guión original: no estaba basada en ningún cómic. Por otro lado, sobrepasa a todas sus aventuras hasta la fecha en inverosimilitud (piensen en el episodio de la jabalina o en el de la legión de fantasmas), pese a ello es tan sumamente divertida que todo parece cuadrar y tener sentido.

La mejor escena: el atracón de Obelix pasaría a los anales (y sus pequeñas tostaditas al lado de los huevos duros de Groucho), pero si hay un diálogo que rompe todos los moldes, este pertenece a la escena en la que salen de la cueva de la bestia en una de las últimas pruebas y el buen Caius Pupus les pregunta:

-Disculpadme pero ¿cómo era el monstruo?
A lo que Obélix aventura:
-Muy sabroso.

La escena histórica: según Urerzo y Goscini, Julio César no moriría asesinado por Bruto (el cual aparece al comienzo de la película, ya apuntando maneras, donde se le ve jugando con un cuchillo en una reunión de consejeros en la que el propio César le llama la atención). Los artistas franceses le reservaban un destino más prometedor: un retiro con la reina Cleopatra.


ASTÉRIX Y LA SORPRESA DEL CÉSAR (Gaetan Brizzi, Paul Brizzi, 1985)
Los 80 fue la época más productiva de la saga, si no contamos esta última década con las producciones de carne y hueso.

La Sorpresa del César narra las peripecias de un editor, Caio Obtusus, y su afán por ofrecer al césar los juegos más espectaculares que jamás se han visto en Roma.

 Mezcla astutamente la comicidad con las aventuras e, incluso, el drama, volviéndose la trama más compleja que las anteriores producciones. Por ejemplo, la escena en la que el mendigo escucha los cánticos de la prisionera gala desde la plaza del coliseo es verdaderamente conmovedora. No cabe duda, de este modo, que el criterio de creación artística fue libre y, de nuevo, no coaccionado por el hecho de que la película fuese a ser para un público eminentemente infantil. Así, a la anterior escena se le añade otra donde un romano intenta abusar de Falbalá o esa más dramática cuando en la cárcel Falbalá y su prometido descubren que van a morir. Qué tiempos más bellos donde no se sobreprotegía al público infantil y se subyugaba el guión a chistes tipo caca-culo-pedo-pis.

La mejor viñeta. Es difícil hacer aquí una criba debido a lo minucioso y detallista de este relato. Igualmente, todo en él apunta al espectáculo final y, dentro de este marco, yo me quedo con la delirante carrera de cuadrigas.

La viñeta histórica. Quien haya viajado a Roma y haya observado el coliseo habrá sentido la curiosidad de saber por qué uno de los lados está en ruinas (como la mayor parte de los edificios de la época en la ciudad). Los guionistas apuntaron a un descontrolado Obélix en un delirio de amor.


ASTÉRIX EN BRETAÑA (Pino Van Lansweerde, 1986)
Es una de las adaptaciones más recordadas… y de los más divertidas debido a la cantidad de gags que colman el metraje en su totalidad, la mayoría describiendo a los bretones, a caballo entre sus raíces germánicas y el espíritu inglés tal y como hoy lo conocemos.

-La victoria es segura, oh César. Conquistaremos rápidamente esa pequeña Bretaña.
-¡Esa gran Bretaña! Los bretones son gente valiente. Para ellos como para nosotros hoy será un gran día.

En esta ocasión, Astérix, Obélix y un polizón (Idéfix) se unen a otro pueblo en vías de ser “colonizado”: los bretones. Será con el personaje de Buentórax, como guía turístico, con el que los galos se adentran en un punto de inflexión de la cultura bretona.

La película, así como el cómic, se hayan plagados de gags que se ríen de las costumbres inglesas, “bárbaras” para los romanos y, sin duda, absurdas para los espectadores, de parar el combate a las cinco, por ser la hora del (futuro) té o, también, cerrar por fin de semana en plena campaña contra los romanos.

La mejor viñeta: la escena de los soldados romanos buscando (disciplinadamente) la poción entre largas filas de barriles de vino no tiene desperdicio.

La viñeta histórica: La explicación del origen de la cultura del té en Gran Bretaña fue sumamente fortuita, según Uderzo y Goscini: el té sirvió como fórmula sustitutiva, o placebo, si se prefiere, de la legendaria poción mágica. Hasta entonces los bretones sólo bebían agua caliente, algunos de ellos, eso sí, la acompañaban un unas gotitas de limón.


ASTÉRIX Y EL GOLPE DEL MENHIR (Philippe Grimond, 1989)
El Golpe del Menhir es la película de las ambigüedades en la saga. Por un lado, se le ha tachado de sosa, aburrida y sin gracia. Por otro lado, la película cuenta con su propio público, el cual defiende la atmósfera surrealista que tiene la cinta, su originalidad y lo delirante de su trama que la convierte en una verdadera rareza.

Toda la trama transcurre en la aldea y en los bosques de alrededor. Los colores y los tonos cobran más importancia que en cualquier otra película: estos contribuyen a crear la atmósfera bucólica y casi alucinógena del bosque, la atmósfera gris y amenazante de la tormenta, la atmósfera fantasmal del pueblo galo, donde parece cernirse una terrible maldición…

¿Qué ocurre, entonces, en el pueblo galo? ¿De dónde sale esa niebla tan siniestra? ¿Qué son esas explosiones? ¿Qué pasa en el bosque, que todos los aldeanos visitan frecuentemente y de uno en uno? ¿Por qué están tan tranquilos los romanos? Y, en medio de todo, uno de los personajes más originales de toda la saga: el misterioso adivino Prolix, un oscuro Fu Manchu francés.

La mejor viñeta: quizás la escena más surrealista y pasada de rosca es aquella en la que un soldado romano se introduce en la aldea y cae en manos de un Panoramix, que ha perdido la razón por culpa del golpe de un menhir…


ASTÉRIX EN AMÉRICA (German Hann, 1994)
“Allá por el año 48 AC todo el mundo creía que la Tierra era plana como una pizza. Justo en el medio, donde convergen las anchoas, se hallaba Roma. Y Julio César era el pez gordo. Julio César, caminó por el mundo como un coloso y su descomunal sandalia cayó justo encima de la Galia. Pero en su sandalia había una piedrecita que retrasaba el camino hacia la victoria: una aldea de irreductibles galos que tenía las agallas de desafiar a las legiones del César. Los aldeanos sólo temían una cosa: que el cielo se les cayese sobre la cabeza”.

Original y alegórico comienzo modificado sobre el original (que ya todos tenemos interiorizado) por un buen propósito: servir de punto de partida para explorar nuevos horizontes (y nunca mejor dicho) dentro de los ya típicos escenarios coloniales del cómic.

Esta es una producción más típica de los años 90, con su parte musical, sus efectos especiales y su ritmo diferente que, pese a los medios invertidos, baja en calidad respecto a las anteriores. Basada libremente en el álbum “La Gran Travesía”, se trata de una de sus adaptaciones más criticadas pese a las originales ideas con la que la película se va construyendo.

La mejor viñeta: Obelix fumando la pipa de la paz.

La viñeta histórica: Después de que los romanos catapulten al druida y Astérix y Obelix salgan detrás de él, dan con un nuevo continente: América. Se puede decir que antes de Colón (quince siglos antes) unos Europeos ya habían visitado esas tierras (de forma más pacífica, eso sí). El cómic posee muchas más referencias a lo que sería el país de Estados Unidos siglos más tarde (como la estatua de la libertad o las estrellas de su bandera), sin embargo (y quizás un motivo más de devaluación con respecto al cómic) la película pierde muchas de estas referencias por el camino. De las referencias que no se pierden, yo destaco, sin duda, la referencia al monte Rushmore, otrora representación de jefes indios americanos.


ASTÉRIX Y LOS VIKINGOS (Stefan Fjeldmark, Jesper Moller, 2006)
Después de la visita de los galos a las Indias occidentales, hubo que esperar nada menos que 12 años para poder ver una nueva entrega de la saga en formato de dibujos, quizás en parte debido a que a finales de los 90 (en 1999, para ser exactos) la saga pasó a una nueva dimensión al convertir a sus personajes de animación en personas de carne y hueso con Astérix contra el César. En cualquier caso, el paso del tiempo también dio lugar a nuevos gráficos, nueva fotografía y nuevas técnicas de animación que se aprovecharon para esta nueva entrega.

Decepcionante fue: mientras que la mayor parte de su producción anterior (insisto, sin contar las películas con actores de carne y hueso) permanece a día de hoy completamente atemporal, el metraje de ésta empantana todo su interés en un incomprensible deseo de actualizar los chistes: una paloma llamada SMS, una vikinga obsesionada con los muebles que atiende al nombre de Ikea y, en la ya celebérrima lucha del herrero contra el pescadero, el primero se refiere al pescado del segundo en términos de “arma biológica”.

 Por si fuera poco, los personajes principales (Astérix y Obélix) pasan a ser secundarios y la banda sonora deja de sonar como en antaño para modernizarse con una “sountrack”.



ASTÉRIX Y LA RESIDENCIA DE LOS DIOSES (Louis Clichy, Alexandre Astier, 2014)
La última entrega de Astérix, que se hizo esperar otros ocho años, mereció la pena.

Con su original prólogo, sin duda hecho para introducir su animación 3D, se devuelve a la saga el frescor y la originalidad atemporal de sus bromas y sketches tradicionales. Desde luego, el blanco de sus chistes son los romanos, pero el alcance y la magnitud de esta salpican a nuestra sociedad actual. Además cuenta con una buena animación ya más encaminada a lo que hoy por hoy sería Dreamworks y hasta Pixar.

Cuando salió a la palestra, alguien dijo que pretendía contestar a la pregunta de los Monty Pyton de ¿Qué han hecho los romanos por nosotros? pero con un toque irreverente, desenfadado y divertido.
Si hubiese que esperar otros ocho años para ver una cinta de Astérix de esta calidad, la espera habría merecido la pena: así, ninguna generación se olvidaría nunca de la genialidad de Uderzo y Goscini.

La mejor viñeta:
-¿Sabéis qué pasa?
-No, no vemos nada.
-Bueno, vamos a intentar dormir.
-De todos modos, nunca será peor que en Roma…
Cuando los galos intentan sabotear las noches de paz de los residentes de la Residencia de los Dioses para obligarlos a marchar y, por más que lo intentan, (ruidos, olores…) no consiguen nunca superar la mala calidad de vida de Roma.

LAS PELÍCULAS DE CARNE Y HUESO

Pese a ser un fuerte detractor de las mismas, no consigo ignorarlas por completo en mi artículo y sugiero, a continuación, unas cuantas razones para no verlas.

En primer lugar, pierden la personalidad y el carisma que habían conservado (más o menos intacto) sus adaptaciones en dibujos con respecto a los álbumes. Los personajes de carne y hueso caen en el primer error: convertirse en personajes sórdidos y grotescos que incurren minuto tras minuto en la autoparodia.

Así, la dulce Falbalá pierde la delicadeza y la ternura de una joven de provincias para convertirse en una top-model, reclamo indiscutible para ir a ver el film. Astérix, por otro lado, pierde la elegancia y calma inicial y gana en chulería. Obélix parece un verdadero gañán, lejos del personaje noble y bonachón que llenaba las páginas de los cómics de ternura. Y, para ser sinceros, es el personaje mejor adaptado: no me imagino el día en que Gerard Depardieu abandone el proyecto.

En realidad, con la primera película (Astérix y Obélix contra César) hasta el espectador más curioso perdió la intriga de saber cómo serían los personajes interpretados por personas (como ya ocurrió en 2003 a Javier Fesser con La Gran Aventura de Mortadelo y Filemón que, para mi gusto, salió mejor parada). El reto estaba en qué diseño de producción idear para resolver todos los desafíos técnicos que sobre el papel funcionaban pero que con actores reales la cosa cambiaría.

A partir de la primera, y con el tiempo, las producciones incluso fueron bajando de nivel: desde la innecesaria Astérix y Obélix: misión Cleopatra (2002), copia absoluta de la de animación, hasta la más reciente Astérix y Obélix al servicio de su majestad. En esta, al parecer, no terminan de comprender que ciertos chistes, calcados de los originales, pierden toda la gracia cuando se ven con actores y que tratar de imitar ciertas cosas (como una cabecera de James Bond) es sumamente patético y hace pensar que a uno lo toman por tonto. Además, sobre esta y su producción anterior Astérix y Obélix en los Juegos Olímpicos, cabe destacar la bajísima calidad de producción, cutre, diría yo, que impregna la pantalla. En esta, el cameo de Santiago Segura sin duda serviría vilmente para atraer a los espectadores españoles. Sólo para fans incondicionales.


En definitiva: las películas de carne y hueso son una disciplina distinta a la animación y en el salto entre una y otra han caído al abismo muchísimas cualidades de las que hacían, tanto los cómics como las películas de animación, unos ratos inolvidables. El resultado: cada nueva entrega está peor valorada que la anterior por público y crítica. Véanse las fuentes: Filmaffinity, IMDB, Rotten Tomatoes…